Son dos las almas que tenemos: la espiritual y la corporal, la de arriba y la de abajo, la que nos conecta con Dios y la que nos conecta con el mundo. Racional la primera y movida por los instintos la segunda, que es de la que participan todos los animales, entre los cuales estamos nosotros. Pero ellos solo tienen esa, en tanto que el hombre posee la que le puede conectar directamente con Dios.
Los científicos, cuando hablan de la escasa diferencia que hay entre el mono y el hombre, se están refiriendo solo a la parte carnal, sin tener para nada en cuenta la dimensión espiritual, propia de nosotros, pero ausente por completo de ellos, lo que nos convierte en seres capaces, si nos ponemos en las manos de Dios con toda confianza y hacemos su santa voluntad, de trascendernos, pasando del campo de lo natural al sobrenatural, del humano al divino, sin perder por ello la dimensión natural, antes al contrario, quedando reforzada, por participar de la divinidad, lo que nos convierte, por primera vez, en seres verdaderamente humanos.
Porque todos, al referirnos a los hombres, solemos decir que son seres humanos, pero eso no es cierto. Sí, no es cierto, aunque muchos se escandalicen de esto que afirmo, pues si lo fuésemos no cometeríamos los millones de barbaridades diarias que se cometen en todo el mundo, de unos contra otros. Eso no lo hacen seres humanos, sino seres inhumanos, nos pongamos como nos pongamos.
Y no será que no se ha hablado de Humanismo, cristiano o no. ¿ Dónde está ese Humanismo ? ¿ En el hecho de enviar mucho dinero, alimentos, medicamentos y otros medios a los países, como Haití, que han quedado deshechos ? Lo siento, en eso no veo a ese ser verdaderamente humano, y si se me apura diria que puede haber incluso un acto de defensa por si acaso la cosa se complica y nos salpica a nosotros.
Lo he dicho ya muchas veces, pero debo seguir insistiendo en ello, por la importancia capital que tiene: Solo Jesucristo es verdaderamente humano, porque ama con el amor puro y bendito del Padre. La Humanidad de Cristo se acredita por lo que hizo por todos nosotros, hasta dar la vida. Por tanto seremos humanos si amamos como Cristo, y si no, no, seguiremos dando una de cal y otra de arena, pero no seremos humanos de verdad, porque estaremos siempre encendiendo velas a Dios y al diablo.
Y si alguien se escandaliza por lo que digo, lo lamento, pero esa es la pura verdad, guste o no guste, escueza o no escueza.
Si deseamos ser humanos del todo, deberemos vivir como vivió Jesús. Él es el camino. Sigámosle, por duro que nos resulte, porque nuestra salvación depende de Él, solo de Él. Y así, al portarnos bien unos con otros, estaremos viviendo anticipadamente en el Reino de los Cielos, a la espera de la segunda venida de nuestro Salvador y Rendentor para juzgar a vivos y muertos y dar a cada uno según sus obras.
¡ VEN, SEÑOR JESÚS !
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