jueves, 27 de enero de 2011

LA VERDADERA FELICIDAD

Ha pasado más tiempo del que preví cuando hice el anterior trabajo. El hombre propone, y Dios dispone, como sabemos.  Hoy no  voy a continuar con el tema de la desnudez del alma, y seré breve, porque aún tengo pendientes otros trabajos fuera del ordenador, en la vida que llamamos real, pero que en mi opinión tiene mucho más de irreal que de otra cosa, porque lo real siempre tendrá que ver con lo bueno, sano y santo, lo espiritual al estilo de Dios, en suma, y ese no es el camino que en general se sigue en el mundo, sino más bien el contrario.
    Es cierto que nuestra vida según la carne tiene sus necesidades, y que éstas son reales en tanto se ajustan a lo estrictamente necesario para el mantenimiento de su salud psicofísica, pero no es menos cierto que también tiene sus necesidades espirituales, mucho más importantes, y hay una mayoría que no se preocupa de ellas para nada, viviendo sólo carnalmente, como pudiera hacerlo un cerdo o cualquier otro animal.
   Dentro del terreno de las necesidades según la carne incluyo no solo el alimento, el vestido o el techo que necesitamos para vivir, también todos los conocimientos propios de este mundo, la ciencia, ya sea de una, ya de otra clase, y que nos sirven para poder contribuir a la mejora continua de las condiciones de vida de todos, aparte de que nos ayuda a desarrollar el intelecto en este tipo de cosas, sin las cuales estaríamos desfasados de la época o tiempo en el que  nos ha tocado vivir.
   Pero este tipo de saberes, con ser importantes,  como he dicho, se quedan en este mundo, no salen de él, nos enseñan y capacitan para poder desarrollar nuestros trabajos, y para poder entender mejor la vida ( repito, la vida del mundo, fuera de la de Dios ),  PERO NO NOS ENSEÑAN A VIVIR BIEN, A SER FELICES, A GOZAR DE VERDADERA PAZ DEL ESPÍRITU, porque vivir bien no es darse la vida padre/madre gastando dinero a troche y moche y a la francesa y al revés, gustando de todo lo que nos dé la  real gana, lícito o ilícito, siempre que nos apetezca, y teniendo de todo, por caro que sea. Es mentira que los que no carecen de nada sean felices. Una burda mentira. Mientras les dura la juventud y tienen salud se lo pasan "pipa", eso es verdad, pero en cuanto les llegan las primeras "goteras" la cosa cambia. Y sin goteras, solo cuando la edad ya no les permite llevar ese tren de vida, todo es distinto.
    Se lo pasan "pipa",   acabamos de decir, pero...¿ eso es felicidad de verdad ?  No, en absoluto. Eso es pasárselo bien en este mundo, pero si alguna vez no pueden darse ese tren de vida son muy desgraciados, porque todo eso, por más que relumbre, no es sino algo superficial, externo al individuo, y, como el alimento de cada día, tiene que "comer" continuamente para no pasar "hambre". Eso no es felicidad, es pseudofelicidad, y, sin embargo, la mayoría aspira a ello, tontamente.
    Sólo se es feliz no teniendo hambre, estando siempre satisfecho. Por supuesto que me refiero a sentirnos bien por dentro. Y eso se consigue solo si Dios nos lo da. Y nunca lo vamos a recibir si nuestros intereses están sólo o sobre todo en las cosas del mundo, opuestas a Él, y no en ser buenos hijos suyos.
    Y esa felicidad nos la da el Señor al hacer su voluntad, porque nace en nosotros una fuente, de agua viva,  que hace que saltemos a la vida eterna, es decir, que vivamos a la vez en el mundo y en la vida eterna, y en este momento no me estoy refiriendo a que vivamos eternamente, porque todos hemos de morir y resucitar después, unos para continuar viviendo siempre al lado de Dios, y otros para seguir viviendo, también siempre, al lado de Satanás, sino a llevar en nosotros las delicias de Dios, su paz, su alegría, su sabiduría, su amor......
     Comprendo sobradamente que todo esto que digo solo va a llegarle a una minoría, a los que sí son de Dios. A todos los demás les va a resbalar, como suele decirse familiarmente. Pero aunque así sea, el mensaje aquí está, por todos y para todos, y porque además Dios no me pedirá cuentas por no haberlo dado a conocer, pues para eso me da todo lo que de Él tengo en mi, para los otros. ¿ Quién sabe si consigue más de lo que yo mismo imagino ?
    Y nada más por hoy, mis queridos amigos. Os deseo mucha paz y mucho bien.
     Os abraza en Jesús, María y José
     Bartolomé.
   
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario